Buen día, miserables.

Hace hoy diecisiete años el primer haz de protones dio la vuelta a los veintisiete kilómetros del Gran Colisionador de Hadrones, en un barrio de las afueras de Ginebra.

A los pocos días tuvieron un disgusto (léase: "explosión") con los imanes superconductores y estuvo más de un año parado mientras lo reparaban, pero ¿a quién no le ha pasado algo así?

Tal vez la física de altas energías, o la astronomía si a eso vamos, sean gastaderos de guita sin fondo. Pero hasta que tengamos una organización social decente y razonable y humana, es preferible que los gobiernos se la patinen en eso y no en guerras.

Sí, ya sé que no es la solución, pero también emparchamos a la gente con drogas y la distraemos con espectáculos masivos y usinas de chatarra audiovisual y ustedes lo consideran inevitable y hasta deseable, así que fúmense un poco de Big Science en esta pipa de aerogel refractario, putes.

¿Les conté que los explosivos nucleares hacen un mecanismo idóneo para la propulsión espacial? Ay, no, ¡en la cabeza no que el cuero cabelludo sangra mucho!